Chiles neue Verfassung?

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Chiles neue Verfassung?

19. Jahrhunderts entwickelte sich das chilenische Regierungssystem jedoch zu einem ausgeglicheneren Kräfteverhältnis zwischen dem Präsidenten und dem Kongress. Die Verfassung von 1925 beendete diese Entwicklung und stärkte wieder den präsidialen Charakter mit einer strengen Gewaltenteilung und einer Vorrangstellung des Präsidenten. Die Verfassung von 1980 gab dem Präsidenten noch mehr Macht, was schließlich zu einem Hyper-Präsidentensystem führte. Obwohl die Verfassungsreformen von 1989 und 2005 die Macht des Präsidenten einschränkten, übt die Exekutive weiterhin weite Regierungs-, Verwaltungs- und Gesetzesinitiative aus. Besonders kritisiert werden die Befugnisse der Exekutive als Mitgesetzgeber. Diese ermächtigen ihn zum Gesetzgeber zu Lasten der Abgeordneten und Senatoren. Die ausschließliche Gesetzesinitiative des Präsidenten in den wichtigsten Bereichen (wenn es um öffentliche Ausgaben geht) führte in den letzten Jahren zur Verschärfung der politischen Krise. Parlamentarier verstoßen heute immer wieder gegen diese Bestimmung und legen Gesetzentwürfe vor, die nicht in ihre Zuständigkeit fallen. Herausforderungen und Reformvorschläge Es besteht ein Konsens, dass das momentane Regierungssystem in Chile verändert werden muss. Das Hyper-Präsidentensystem führt dazu, dass eine Krise der Person des Präsidenten eine Krise des gesamten politischen Systems bedeutet. Andererseits führt der Mangel an Befugnissen der Parlamentarier dazu, dass sie sich nicht für die Stabilität des politischen Systems verantwortlich fühlen. Aus diesem Grund schlagen Vertreter verschiedener politischer Strömungen vor, ein Regierungsmodell der Zusammenarbeit zwischen dem Präsidenten und dem Kongress zu entwickeln, das Institutionen des Semi-Präsidentialismus einbezieht, die Exekutivfunktion stärkt und dem Kongress mehr Verantwortung überträgt. Zu diesem Zweck wird vorgeschlagen, die Funktionen des Staatsoberhauptes (Präsidenten) und des Regierungschefs (Premierministers) zu trennen, und dass der Präsident den Kongress während seiner Amtszeit ein einziges Mal auflösen darf, sowie das konstruktive Misstrauensvotum der Abgeordnetenkammer gegen den Regierungschef einzuführen. Desweiteren soll die Unvereinbarkeit zwischen Minister und Parlamentarier flexibler gestaltet werden. Ebenso wird vorgeschlagen, dem Senat größeren Entscheidungsspielraum bei der Ernennung von Behörden und Positionen zu übertragen, die heute im Ermessen des Präsidenten der Republik liegen, wie beispielsweise Botschafter. In Bezug auf die Amtszeit des Präsidenten erscheint es vernünftig, einen Zeitraum von vier Jahren mit der Möglichkeit einer sofortigen (und letzten) Wiederwahl vorzuschlagen (System der Vereinigten Staaten). Dieses System bietet der wiedergewählten Regierung genügend Zeit, um ein Programm vollständig abzuarbeiten und gute Ergebnisse zu erzielen. Gleichzeitig haben die Bürger die Möglichkeit, eine schlechte Regierung nach vier Jahren abzuwählen oder sie einmal wiederzuwählen. Die derzeitige Regelung der Amtszeiten weist zwei Probleme auf: Einerseits ist die Periode zu kurz, um ein Regierungsprogramm adäquat durchzuführen, Reformen voranzutreiben und Ergebnisse vorzuweisen. Andererseits erschwert das aktuelle System die Erneuerung der politischen Führung. Die Tatsache, dass ein ehemaliger Präsident oder eine ehemalige Präsidentin noch einmal kandidieren darf, kann dazu führen, dass wiederholt der gleiche Kandidat oder die gleiche Kandidatin wiedergewählt werden [1]

¿Presidencialismo o parlamentarismo en Chile?[edit | edit source]

La democracia conoce dos formas principales de gobierno: Presidencialismo y parlamentarismo. La decisión sobre la forma de gobierno será uno de los principales debates de la futura Asamblea Constituyente de Chile. Aunque hay diferentes propuestas, hay consenso en que hay que cambiar el actual sistema de hiperpresidencialismo.

Origen[edit | edit source]

Las formas de gobierno pueden localizarse regionalmente: El presidencialismo representa a América y el parlamentarismo a Europa. Originado en los Estados Unidos de América, el presidencialismo se extendió a las nuevas repúblicas independientes de América Latina.

El parlamentarismo se desarrolló paralelamente a las monarquías en Europa. Se pasó de las monarquías absolutas a las monarquías constitucionales, lo que significa que el poder se comparte entre el monarca y el parlamento. La transformación de algunos países europeos en repúblicas conduce a su vez a la división actual en monarquías parlamentarias, como el Reino Unido, España, Bélgica, y repúblicas parlamentarias, por ejemplo Alemania, Austria e Italia, entre otros. Además, algunas repúblicas parlamentarias han evolucionado hacia sistemas semiparlamentarios o semipresidenciales, como Francia, Rusia y Polonia, entre otros. == Presidencialismo y parlamentarismo

Dentro de las formas democráticas de gobierno, el presidencialismo y el parlamentarismo se oponen entre sí. Las características de un sistema presidencialista son: la existencia de un ejecutivo republicano y autocrático, es decir, el presidente elegido desempeña las funciones de jefe de Estado y de gobierno. Los ministros son políticamente responsables ante el presidente, que los nombra y destituye a voluntad. El presidencialismo se caracteriza de nuevo por la independencia orgánica, ya que el poder legislativo no elige al presidente y los miembros del ejecutivo no pueden ser miembros del parlamento. Todo ello conduce a una clara separación de funciones.

En un sistema parlamentario, existe un doble ejecutivo: el jefe de Estado y el jefe de gobierno. El jefe de Estado (monarca o presidente) representa un poder neutral, mientras que el poder político recae en el jefe de gobierno. Los ministros son políticamente responsables ante el poder legislativo, lo que significa que necesitan la confianza de la mayoría del parlamento para permanecer en el cargo. Este sistema se caracteriza por la dependencia orgánica, ya que el parlamento elige al jefe de gobierno. El jefe de gobierno y los ministros, a su vez, son (normalmente) miembros del parlamento, lo que lo define como un sistema de cooperación de funciones.

Parlamentarismo chileno[edit | edit source]

Aunque Chile se denomina república parlamentaria en el período comprendido entre 1891 y 1924, nuestro país nunca tuvo un sistema parlamentario propiamente dicho. Por eso se le llamó "a modo parlamentario" o "parlamentarismo a la chilena". El Presidente de la República sólo tenía cierta influencia en la política interior. No había un verdadero jefe de gobierno, sino que el Presidente de la República, el Ministro del Interior y el Ministro de Asuntos Exteriores ejercían estas funciones. Los ministros eran responsables ante ambas cámaras del Congreso. También había una responsabilidad política "conjunta": si se destituía a un ministro, todo el gabinete debía dimitir, lo que provocaba inestabilidad. El ejecutivo no tenía la facultad de disolver las cámaras y convocar elecciones anticipadas. El Congreso manejaba los fondos públicos a su antojo y ejercía la interpelación parlamentaria. Además, existía un sistema multipartidista indisciplinado y oligárquico que no abordaba los graves problemas sociales del país

Presidencialismo en Chile[edit | edit source]

El presidencialismo tiene una larga historia en Chile y ha cambiado con el tiempo. La supremacía del ejecutivo sobre el legislativo ya estaba prevista en la Constitución de 1833, que establecía que el Presidente de la República era el jefe del Estado y el administrador del mismo. En las últimas décadas del siglo XIX, el sistema de gobierno de Chile evolucionó hacia un equilibrio de poder más equilibrado entre el presidente y el Congreso. La Constitución de 1925 puso fin a esta evolución y reforzó de nuevo el carácter presidencial con una estricta separación de poderes y la supremacía presidencial.

La Constitución de 1980 otorgó al presidente aún más poder, lo que llevó a un sistema hiperpresidencialista. Aunque las reformas constitucionales de 1989 y 2005 limitaron el poder presidencial, el poder ejecutivo sigue ejerciendo una amplia iniciativa gubernamental, administrativa y legislativa. Los poderes del ejecutivo como colegislador son especialmente criticados. Esto le permite legislar a costa de los diputados y senadores. La iniciativa legislativa exclusiva del presidente en las áreas más importantes (cuando se trata de gasto público) ha llevado a un empeoramiento de la crisis política en los últimos años. Hoy en día, los parlamentarios violan repetidamente esta disposición y presentan proyectos de ley que no son de su competencia.

Desafío y propuestas de reforma[edit | edit source]

Existe un consenso sobre la necesidad de cambiar el actual sistema de gobierno en Chile. El sistema hiperpresidencialista significa que una crisis de la persona del presidente supone una crisis de todo el sistema político. Por otra parte, la falta de poderes de los parlamentarios les hace sentir que no son responsables de la estabilidad del sistema político. Por ello, representantes de diversas corrientes políticas proponen desarrollar un modelo gubernamental de cooperación entre el presidente y Congreso que incorpora instituciones del semipresidencialismo, fortalece la función ejecutiva y da más responsabilidad al Congreso. Para ello, se propone separar las funciones del Jefe de Estado (Presidente) y del Jefe de Gobierno (Primer Ministro), y que el Presidente pueda disolver el Congreso una vez durante su mandato, así como introducir el voto constructivo de censura de la Cámara de Diputados contra el Jefe de Gobierno. Además, se va a flexibilizar la incompatibilidad entre ministro y parlamentario. De igual forma, se propone dar mayor discrecionalidad al Senado en el nombramiento de autoridades y cargos que ahora quedan a criterio del Presidente de la República, como los embajadores. En cuanto al mandato del Presidente, parece razonable proponer un periodo de cuatro años con posibilidad de reelección inmediata (y definitiva) (sistema de Estados Unidos). Este sistema proporciona al gobierno reelegido el tiempo suficiente para trabajar plenamente en un programa y lograr buenos resultados. Al mismo tiempo, los ciudadanos tienen la opción de expulsar a un mal gobierno después de cuatro años o reelegirlo una vez. Hay dos problemas con el sistema actual de mandatos: Por un lado, el periodo es demasiado corto para implementar adecuadamente un programa de gobierno, avanzar en las reformas y mostrar resultados. Por otra parte, el sistema actual dificulta la renovación del liderazgo político. El hecho de que se permita a un ex presidente volver a presentarse puede hacer que el mismo candidato sea reelegido repetidamente